Enoturismo, tendencias que transforman el sector
En este artículo os quiero mostrar algunas tendencias que están transformando el enoturismo alrededor del mundo.
Más planificación – Las bodegas tienen que planificar mejor su actividad de enoturismo, diseñando experiencias innovadoras y diferenciadas para diferentes públicos objetivo (parejas, grupos de amigos o familias). Tienen que definir muy bien su propuesta de valor y su público objetivo o cliente ideal, para desarrollar campañas personalizadas de marketing.
Segmentación – Hay que analizar la evolución de la demanda, para ofrecer diferentes experiencias a diferentes públicos objetivo.
Autenticidad – Las bodegas tienen que potenciar aquellos elementos y valores que les hacen auténticas y singulares, transmitiendo la esencia del territorio y la cultura local.
Colaboración – Las bodegas tienen que colaborar entre ellas. Lo importante es que los enoturistas se queden más días por la zona y que visiten diferentes bodegas y viñedos.
Gastronomía – Cada vez más bodegas ofrecen a los enoturistas servicios gastronómicos. Estos tienen que mostrar la autenticidad culinaria del territorio, primando productos locales.
Más experiencias – Las bodegas cada vez han ido incorporando más experiencias para complementar la visita a la bodega. Paseos por los viñedos, clases de cocina, jornadas de maridaje, picnic en los viñedos, actividades deportivas, eventos culturales o experiencias para los niños.
También es importante dar a conocer y poner en valor la biodiversidad local.
También ha crecido el número de experiencias directamente relacionadas con la actividad vinícola, como poder cosechar las uvas o aprender cómo degustar vinos.
El tener una variada oferta de experiencias ayuda a que los turistas puedan pasar más horas en la bodega y generar mayor gasto turístico.
Sostenibilidad – Las bodegas tienen que seguir trabajando en la sostenibilidad, cuidando el impacto que genera en el medioambiente la producción del vino y la planificación de la propia experiencia turística.
En relación a la producción del vino cada vez se demanda más una producción más orgánica y con bajas emisiones de CO2.
Además, el desempeño en sostenibilidad tiene que ir más allá del aspecto medioambiental, teniendo en cuenta factores sociales, como la inclusividad, la accesibilidad, la mejora de las condiciones laborales de los empleados y el desarrollo de acciones de responsabilidad social corporativa que permitan aportar un valor añadido a las comunidades locales. Una buena medida es trabajar con personal que vive en la zona.
Una parte fundamental de la sostenibilidad es saber comunicarla a tus clientes, para asociar tu marca a esos valores y diferenciarte de la competencia.
Buena práctica en sostenibilidad – Bodega Beronia es un referente mundial de sostenibilidad. Algunas de sus medidas:
- Eficiencia energética. Iluminación natural y utilización de energía renovable, desde placas solares térmicas, termoactivación estructural con cocalentamiento/enfriamiento pasivo y uso de energía obtenida por la geotermia.
- La bodega está enterrada para evitar al máximo el intercambio energético con el exterior.
- Diseño medioambiental. Es un edificio integrado en el entorno y en el viñedo, que aprovecha los desniveles del terreno y la atenuación climática que aportan.
- Ahorro hídrico. Reutiliza las aguas pluviales limpias, que son canalizadas y transportadas hasta un deposito donde se emplearán para diversas actividades de la bodega.
- Gestión de residuos. La bodega trata todos los productos generados durante la elaboración, crianza y embotellado de vinos, así́ como de los procedentes de materias auxiliares.
- Reducción de la contaminación acústica. La línea de embotellado, que representa el elemento con mayor emisión de ruido por el traqueteo y golpeo de una botella contra otra, se encuentra ubicada en una nave rodeada de muros prefabricados de hormigón.
Beronia ha sido la primera bodega del mundo en lograr la certificación de edificación sostenible LEED (Liderazgo en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible). Este sello reconoce edificios que cuentan con una construcción sostenible y con bajo impacto medioambiental.
Accesibilidad: Cada vez más bodegas hacen cambios en las instalaciones para poder hacerlas mas accesibles y poder acoger a personas con diversidad funcional. Pero no todo es el acceso físico. También hay que cuidar cómo se dan las explicaciones sobre los vinos o cómo se hacen las catas para personas con diferentes necesidades.
Buena práctica en accesibilidad – Bodegas Valdemar es un referente en accesibilidad y ha ganado un premio internacional por ello. Han organizado una visita inclusiva para visitantes con discapacidad cognitiva, auditiva, visual, física y orgánica.
Actividades al aire libre: Fruto del Covid muchos turistas prefieren actividades que se desarrollan al aire libre. Las bodegas cada vez organizan más rutas a pie o recorridos en bici, en caballo o quads. También se organizan eventos deportivos como carreras o trials por los viñedos.
Grupos más reducidos: Siguiendo con las consecuencias del Covid, muchos turistas prefieren tener experiencias en grupos más reducidos.
Exclusividad: Se demandan cada vez más experiencias exclusivas para grupos mucho más reducidos, con elementos premium, aunque tenga un precio bastante superior a la vista normal. Una actividad muy demandada es el contacto directo con el enólogo.
Personalización: Las bodegas deben desarrollar productos adaptados a necesidades concretas de esos clientes. También hay que tener en cuenta las necesidades de los enoturistas de las nuevas generaciones (los Millennials y próximamente Centennials).
Wine bar: Algunas bodegas han creado bares de vinos (normalmente en terrazas al aire libre), para que las personas puedan ir a la bodega a tomar unos vinos, sin tener que hacer la visita. Muchas veces el bar tiene vistas a los viñedos donde poder ver una puesta de sol junto con alguna tapa o aperitivo y con música en vivo. Algunos van más allá y ofrecen brunchs o comidas.
Visión 360 para el turismo: Crece el número de bodegas que ponen en marcha restaurantes y algún tipo de alojamiento. Otros se han decantado por montar un glamping.
No todo es vino: Crecen experiencias en las bodegas relacionadas con otras bebidas como el vermut y los licores.
Catas virtuales: Durante la pandemia algunas bodegas desarrollaron programas para hacer catas virtuales. Algunas de ellas lo siguen ofreciendo a sus clientes como un valor añadido.
Festivales: Cada vez más rutas del vino organizan festivales con una programación muy intensa durante un fin de semana o durante una semana.
Pequeños eventos: Para amenizar la visita de turistas, algunas bodegas empiezan a programar eventos culturales, como exposiciones y eventos musicales.
Picnics en los viñedos: Ha crecido la oferta en bodegas de pequeños picnics que se preparan para que el visitante disfrute por su propia cuenta a lo largo de los viñedos.
Innovación: Las bodegas tienen que apostar por la innovación que genere experiencias creativas para unos consumidores con gustos y necesidades en constante evolución. La innovación debe tener una mezcla de creatividad, un enfoque en resolución de problemas y una nueva forma de ver las cosas.
Storytelling: La promoción de bodegas tiene que utilizar más en el storytelling, relacionando diferentes contenidos a través de una historia o relato unificador, que involucre y estimule al usuario. Tienen que hablar de la historia de la viña, los diferentes trabajos, de los empleados, de la relación con el territorio y de la cultura local.
Redes Sociales: Las bodegas tienen que mejorar su posicionamiento en redes sociales, publicando más contenido en video y generando publicaciones que fomenten la interacción de los usuarios. También tienen que volcarse en nuevos canales como Tik Tok para llegar a generaciones más jóvenes.
Falta de personal y gestión del talento: Como en otros sectores turísticos, las bodegas también tienen problemas para encontrar personal para las actividades de enoturismo y para los wine bars.
Digitalización: Las bodegas tienen que prepararse para un turista más digital e hiperconectado. Hay que mejorar la experiencia de usuario en la gestión de la reserva a través de diferentes canales. Algunas hacen visitas virtuales para atraer a grupos interesados en enoturismo que están buscando un destino donde viajar. También hay que crear contenidos específicos para los asistentes virtuales.
Hay muchas bodegas que todavía tienen que mejorar su posicionamiento online, generando campañas creativas y estableciendo conversaciones con potenciales enoturistas en múltiples plataformas. Esto les permitirá conocerles mejor y poder personalizar su experiencia cuando les visiten.
También tienen que analizar la aplicación de nuevas tecnologías que permitan generar experiencias más inmersivas e interactivas, como la realidad aumentada y virtual y empezar a estudiar su posicionamiento en el metaverso con tiendas virtuales.
Lo importante es no olvidar que es necesario el equilibrio entre tecnología y el contacto humano.
Turismo MICE: Crece la demanda de enoturismo como actividad para pequeños grupos corporativos e incentivos.
Wellness: Algunas bodegas empiezan a programar actividades de wellness como sesiones de yoga, meditación o mindfulness. También han crecido las terapias en hoteles y spas con tratamientos con vino.
Agroturismo: Algunas bodegas están diseñando experiencias de agroturismo para mantener a los turistas más tiempo en el territorio.
Flexibilidad: Los consumidores exigen una mayor flexibilidad para posponer o cancelar las visitas sin penalizaciones.